Con respecto a cómo se formaron existen varias teorías, y de ellas, tres son particularmente posibles: la primera sostiene que los fiordos se originaron como consecuencia de unos procesos de fractura de la corteza terrestre; la segunda afirma que fue la erosión glaciar la que influyó tan profundamente en la zona costera, y, por último, la tercera hace remontar el origen de los fiordos a valles fluviales preexistentes, erosionados y profundizados de manera constante por glaciares.
La última hipótesis parece ser la más creíble y la que verdaderamente afirma cómo se formaron los fiordos, que se ve abandonada por el hecho de que, en la entrada de los fiordos, las aguas son casi siempre menos profundas que en la parte más profunda.
En el caso del Hardanger, se pasa de los 180 ó 200 metros de profundidad de la entrada, a los casi 900; esta diferencia parece ser atribuible al mayor peso que tiene el hielo en aquel punto del valle y al superior trabajo de erosión que allí realiza.
La última hipótesis parece ser la más creíble y la que verdaderamente afirma cómo se formaron los fiordos, que se ve abandonada por el hecho de que, en la entrada de los fiordos, las aguas son casi siempre menos profundas que en la parte más profunda.
En el caso del Hardanger, se pasa de los 180 ó 200 metros de profundidad de la entrada, a los casi 900; esta diferencia parece ser atribuible al mayor peso que tiene el hielo en aquel punto del valle y al superior trabajo de erosión que allí realiza.
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